Con esto de que se acerca la Navidad, me ha dado por plantearme cómo sería un Portal de Belén a lo abulense. Y no dejo de pensar (fíjense a qué dedico el tiempo libre) que si Jesús naciera hoy en día por nuestra tierra lo haría, estoy casi seguro, en la Oficina de Empleo, en medio de una fría y atormentada madrugada de invierno. ¿Se imaginan la estampa a la mañana siguiente? El niño siendo adorado desde primera hora por la fila de desempleados que hacen cola para sellar su tarjetita de paro.
El lugar está muy bien pensado, ya que también nos permitiría incluir en nuestro Nacimiento imaginario al tradicional ‘caganet’, en este caso, con la cara de Juan Vicente Herrera. ¿Qué mejor manera de representar la actitud de la Junta de Castilla y León a la hora de defecar sobre ese plan de choque que tanto se pide y tan poco se responde?
El problema lo podemos tener con los pastorcillos. Según están las cosas, son capaces de presentarse con sus ovejitas moribundas y destrozar lo bucólico de la estampa. Aquí muchos podrían volver a mirar al ‘caganet’, que seguiría a lo suyo, haciéndose el tonto mientras lee el periódico, por ejemplo.
Respecto a la Estrella, yo la colocaría en el paseo Don Carmelo y así, a lo tonto, un problema menos para el Ayuntamiento de Ávila, que ahora anda con el diseño de los monolitos que iluminarán los pasos de peatones de la ciudad. ¡Bastantes marrones tiene ya tan insigne institución! Y lo que traigan los Reyes de Oriente, sobre todo el oro, se destina en este Belén abulense a paliar los 65 millones de euros de deuda municipal.
El castillo de Herodes, vasallo de Roma, podría ubicarse en San Pedro del Arroyo, en medio de esa villa encontrada hace unos años. Se trata de uno de los mayores tesoros de la provincia de Ávila pero su puesta a punto como recurso turístico de primer nivel (igual que Palencia tiene La Olmeda) va despacito (volver a mirar aquí al ‘caganet’ que disimula leyendo el periódico).
¿Qué más ponemos? En todo Belén siempre hay unas cuantas figuritas que chirrían un poco, bien porque sean de algún nacimiento anterior o bien porque las hayan colocado allí algún hermano, sobrino o nieto un poco travieso. ¿Qué les parecería, en una esquinita del belén, más bien escondidos, a Alaska y a Mario Vaquerizo? Poco glamoroso, ¿verdad? Pues esperen, que con los siguientes van a protestar menos: Iker Casillas y Sara Carbonero (yo les pondría en el puente que salva el río hecho de papel aluminio). Ahora sí que nos queda un Belén majo, majo.
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