27 diciembre 2010

AVILADIGITAL

Fecha publicación: 23/05/2010
Los monumentos de Ávila, reproducidos con botes de refrescos
Arte en lata

Ramiro García, junto a la Muralla de Ávila realizada con latas de refrescos.
¿Un árbol realizado con latas de refresco? ¿Y el monumento de Los Cuatro Postes o la Muralla o la Torre Eiffel? ¿Con latas? Pues sí, es el objetivo que se planteó hace muchos años un particular coleccionista de Ávila que ha hecho de esta afición un arte, hasta el punto de que su afición por las latas de refrescos le ha llevado a construir verdaderas esculturas.
Ramiro García, ‘Ramirín’, como le conocen sus amigos, lleva coleccionando latas desde hace “muchos, muchos” años, hasta el punto de que su afición al coleccionismo le ha llevado a tener una casa única y exclusivamente dedicada a guardar sus tesoros.
Porque, realmente, son tesoros, pues las paredes de este inmueble se han transformado en vitrinas donde se exponen latas y latas de cerveza –llenas- que “raramente se encuentran” y con las que ha ido haciéndose con el paso de los años no sólo comprándolas sino también porque sus amistades, sabedoras de su afición, se las han conseguido. Lata a lata, ha conseguido una colección que, de momento, cuenta con 4.000 botes.
Monumentos en lata
Sin embargo, la afición de ‘Ramirín’ fue más allá cuando decidió utilizar las latas –de cerveza y de refrescos- que se encontraba vacías para “dar vida” a su imaginación.




La escultura fue la respuesta a sus inquietudes, de manera que comenzó a diseñar monumentos y objetos y a transformarlos en esculturas. Su primera “gran” creación fue un árbol, para lo que utilizó un castaño seco y 170 barras de tetracero. En cada barra, insertó unas 18 ó 19 latas –todas, de color verdoso, para simular las hojas- y fue dando forma a un árbol perenne.
De hecho, sus vecinos cayeron en la cuenta de que el árbol “siempre verde” que veían en la casa de ‘Ramirín’, al acercarse, resultaba no ser un árbol, sino una escultura con ristras de latas que simulaban las ramas. Tardó año y medio en hacerlo y empleó unas 3.000 latas, para cuyo ensamblaje tuvo que emplear hasta andamios.
MurallaTras el árbol, se le ocurrió construir un pozo, con su brocal y su tejado y, en vez de utilizar latas del mismo color, decidió pintarlo de gris, simulando la piedra.




Ya puestos, la imaginación de este coleccionista de latas se disparó y empezó a pensar en una serie de esculturas con latas que representasen monumentos abulenses, por lo que, después del pozol llegó la Muralla de Ávila.
Los últimos dos veranos los ha empleado ‘Ramirín’ en construir su particular Muralla. Ha sido una tarea ardua que le ha llevado a almacenar más de 9.500 latas, que son las que ha empleado en construir el principal monumento abulense, con su base incluida –latas recortadas sobre las que se apoyan los muros-, sus almenas, un gran arco y diferentes cubos y hasta el color pardo del monumento.
El arco principal ha sido, de hecho, lo que más trabajo le ha costado y, una vez completada, tras “muchas, muchísimas, pero que muchísimas horas, le falta “adornarla” con césped, piedras alrededor, etc.
Nuevos retos
¿Su imaginación termina aquí? Pues no, porque, aunque quiere dar los últimos toques a la Muralla, ya tiene la estructura básica de su siguiente monumento: Los Cuatro Postes. Empleará, según sus cálculos, unas 3.000 latas de refrescos… Y, después, dará el salto a los monumentos principales de otros países, como la Torre Eiffel, de la que ya “tengo la idea”.
Pero todo ello será poco a poco y, siempre, con el ánimo de entretenerse, pues hay quien le ha sugerido, incluso, que se presente al Record Guinness. Lo pensó, pero “aún es pronto”, sobre todo porque, para participar, la inscripción cuesta “entre 400 y 600 euros”.



No hay comentarios:

Publicar un comentario